Han pasado sólo algunas horas desde el inicio de este nuevo año y como siempre se estila en estos casos, nos disponemos a la tradicional revisión de lo que pasó hasta ayer nada más, donde lo positivo y también lo desfavorable compiten mano a mano por el resultado final. Por lo general nunca quedamos del todo conformes, pero, en definitiva, se trata aquí de llevar a la reflexión todo lo ocurrido con el propósito de obtener un resumen lo más ajustado posible a la realidad para así poder encarar este nuevo desafío que significa emprender un nuevo año con claridad.
La pandemia del Coronavirus volvió a estar presente y con la misma fuerza se trabajó en todos los ámbitos para contener su avance y consecuencias. Aprendimos del dolor y de la solidaridad, no ha sido sencillo, pero seguramente la experiencia nos deberá servir para el futuro por ejemplo en la gestión y prevención en materia de salud pública.
El programa de vacunación ha sido un ejemplo de organización a lo largo y ancho de todo el territorio con un despliegue nunca visto. Seguramente desconocemos todo el trabajo y sacrificio que existe detrás de cada dosis que llega a jóvenes y adultos con el solo objetivo de evitar una enfermedad más grave y cuidar a quienes nos rodean.
No se puede más que agradecer a todas y todos quienes han hecho posible este proceso.
De manera paulatina se puso en marcha un plan de recuperación económica y social donde con mucho esfuerzo se ha acompañado a los actores y familias más golpeadas por la crisis sanitaria.
Levantarse no es fácil y nuestro país sabe muy bien que después de cualquier tragedia, la unidad y la solidaridad resultan clave para salir adelante y así lo estamos haciendo entre todos, porque no existe fórmula precisa que aplique cuando una pandemia nos amenaza. Ahí es cuando las mejores voluntades, el trabajo colectivo y la solidaridad dicen presente.
El retorno a clases se ha convertido en un buen momento para volver a hablar de educación pública y sus alcances, de estudiantes y sus expectativas, de docentes y sus necesidades, y tantos otros aspectos que tienen directa o indirecta relación con los aprendizajes.
En este maravilloso rincón del mundo no estamos ajenos a la preocupación por brindar cada vez una mejor educación para niñas, niños y adolescentes de la Provincia Antártica, y también para jóvenes y adultos que buscan seguir aprendiendo.
Esperamos que, en este nuevo comienzo de año, la educación superior, técnica y profesional puedan encontrar en este extremo sur, un hogar donde sus habitantes puedan seguir desarrollando sus capacidades y conocimientos donde las distancias no sean un obstáculo para cumplir los sueños.
La redacción de una nueva Constitución nos ha significado pensar y repensar en la región y país que anhelamos, con más justicia, igualdad, con más oportunidades, inclusivo y preocupado por las personas mayores, y también, más consciente de nuestro entorno. Una carta magna con todas las voces que pueda representar nuestra diversidad y promover el respeto.
En ese mismo sentido, y de manera muy especial, nos llamamos a multiplicar los esfuerzos para contribuir en la construcción de comunidades y ciudades que puedan desarrollarse en completa armonía con el medio ambiente de manera sustentable, donde los recursos naturales como el agua, tengan el cuidado y la protección que se merecen.
Entre deseos, proyecciones, temas pendientes y errores que corregir, comenzamos a emprender este nuevo año que esperamos sea una buena oportunidad para reunirnos tras el objetivo de seguir aportando al desarrollo de un mejor país desde e la región más austral.
Por Nelson Cárcamo Barrera
Delegado Presidencial Provincial de la Antártica Chilena.
Columna de opinión publicada el 2 de enero en suplemento “Análisis” de Diario El Pingüino.